Durante el embarazo ocurren cambios hormonales y cambios en las demandas metabólicas que tienen efectos complejos en la función tiroidea y alteran los parámetros tiroideos maternos. El embarazo aumenta la demanda hormonal desde el inicio hasta el término, a esto contribuye:

a. el aumento en la concentración de la globulina transportadora de hormonas tiroideas que exige mayor cantidad de hormona para su saturación.

b. el pasaje transplacentario de hormonas tiroideas maternas al compartimiento fetal.

c. los cambios en el metabolismo periférico de las hormonas tiroideas.

Deben conocerse los cambios en la función tiroidea asociados al embarazo para poder identificar pacientes con enfermedades tiroideas y para diferenciar estados patológicos de aquellos cambios que son parte de la respuesta adaptativa normal durante el embarazo. Los cambios en la función tiroidea materna son regulados por distintos mecanismos que llevan a asegurar la provisión de hormonas tiroideas al feto en la etapa previa al establecimiento de la función tiroidea fetal y asegurar el suministro del iodo necesario al feto durante todo el embarazo.

Los trastornos tiroideos pueden estar presentes antes de que las mujeres se queden embarazadas, o se pueden desarrollar durante el embarazo. Estar embarazada no cambia los síntomas de los trastornos tiroideos. La afectación del feto depende del trastorno tiroideo de que se trate y de los fármacos utilizados para el tratamiento. Pero en general, los riesgos son los siguientes:

  • Con una glándula tiroidea hiperactiva (hipertiroidismo): crecimiento lento o menor de lo previsto en el feto y muerte fetal
  • Con una glándula tiroidea hipoactiva (hipotiroidismo) no tratada: deterioro en el desarrollo intelectual de los niños y aborto espontáneo

Las causas más comunes de hipotiroidismo en mujeres embarazadas son

  • Tiroiditis de Hashimoto
  • El tratamiento de la enfermedad de Graves

Si las mujeres tienen o han tenido un trastorno tiroideo, a ellas y al bebé se les vigila estrechamente durante y después del embarazo. Los médicos revisan periódicamente los cambios en los síntomas y hacen análisis de sangre para medir los niveles de la hormona tiroidea. De los 2 problemas más frecuentes de tiroides se encuentran el hipotiroidismo y el hipertiroidismo. Es más frecuente tener que lidiar con el hipotiroidismo. La causa más frecuente del hipotiroidismo es la Enfermedad de Hashimoto, y del hipertiroidismo, la Enfermedad de Graves. También existen otros trastornos tiroideos como la tiroiditis sub-aguda y ls trastornos tiroideos post-parto.

Hipotiroidismo y Enfermedad de Hashimoto

El hipotiroidismo ocasiona a veces la interrupción de los períodos menstruales. Sin embargo, las mujeres con hipotiroidismo leve o moderado a menudo tienen períodos menstruales normales y pueden quedar embarazadas. Durante el embarazo, las mujeres pueden continuar tomando su dosis habitual de la hormona tiroidea tiroxina sintética (T4). A medida que el embarazo progresa, puede ser necesario ajustar la dosis. Si el hipotiroidismo se diagnostica por primera vez durante el embarazo, se trata con tiroxina.

La tiroiditis de Hashimoto es una inflamación crónica de la glándula tiroidea causada por una reacción autoinmunitaria, es decir, una reacción en la que el sistema inmunitario funciona de forma inadecuada y ataca a sus propios tejidos. Dado que el sistema inmunitario se deprime durante el embarazo, este trastorno puede llegar a ser menos evidente. Sin embargo, las mujeres embarazadas a veces desarrollan hipotiroidismo o hipertiroidismo que requieren tratamiento.

Hipertiroidismo y Enfermedad de Graves

En la enfermedad de Graves (un trastorno autoinmune), anticuerpos anormales estimulan la glándula tiroidea para que produzca una cantidad excesiva de hormona tiroidea. Estos anticuerpos pueden atravesar la placenta y estimular la glándula tiroidea en el feto. Por ello, el feto puede tener, en ocasiones, una frecuencia cardíaca acelerada y un crecimiento menor de lo esperado. Su glándula tiroidea puede aumentar de tamaño y desarrollar bocio. En raras ocasiones, el bocio es tan grande que dificulta la deglución al feto, provoca que se acumule demasiado líquido en las membranas que rodean al feto (polihidramnios) o adelanta el parto.

Por lo general, durante el embarazo, la enfermedad de Graves se trata con la menor dosis posible de propiltiouracilo, tomado por vía oral. Se llevan a cabo exploraciones físicas y mediciones de los niveles de la hormona tiroidea de forma regular, porque el propiltiouracilo atraviesa la placenta y puede provocar que el feto no produzca suficiente hormona tiroidea. También produce la formación de bocio en el feto. Las hormonas tiroideas sintéticas, que también se usan habitualmente para tratar este trastorno, no se utilizan con el propiltiouracilo durante el embarazo. Estas hormonas pueden encubrir problemas que aparecen cuando las dosis de propiltiouracilo son demasiado elevadas y es posible que produzcan hipotiroidismo en el feto. Puede usarse metimazol en lugar de propiltiouracilo.

A menudo, la enfermedad de Graves mejora durante los 3 últimos meses de embarazo, por lo que la dosis puede reducirse o suspenderse el fármaco. El yodo radiactivo, usado para diagnosticar o tratar la enfermedad de Graves, no se utiliza durante el embarazo porque puede lesionar la glándula tiroidea del feto.

Si aparece una tormenta tiroidea (hiperactividad extrema repentina de la glándula tiroidea) o los síntomas se agravan, a las mujeres se les pueden administrar betabloqueantes (típicamente usados para tratar la hipertensión arterial). Si es necesario, se puede extirpar la glándula tiroidea de las mujeres embarazadas durante el segundo trimestre. Estas mujeres deben empezar a tomar hormonas tiroideas sintéticas 24 horas después de la intervención quirúrgica. En estas mujeres, tomar estas hormonas no causa problemas al feto.

Tiroiditis subaguda

La tiroiditis subaguda (una inflamación repentina de la glándula tiroidea) es frecuente durante el embarazo. La glándula tiroidea puede aumentar de tamaño, dando lugar al bocio que es hipersensible al tacto. El bocio se desarrolla generalmente durante o después de una infección respiratoria. Puede aparecer hipertiroidismo y producir síntomas, pero es temporal. La tiroiditis subaguda no suele requerir tratamiento.

Trastornos tiroideos posparto

En los primeros 6 meses después del parto, la glándula tiroidea puede volverse hipoactiva (hipotiroidismo) o hiperactiva (hipertiroidismo).

Los trastornos tiroideos posparto son más frecuentes entre las mujeres que

  • Tienen bocio
  • Tienen familiares cercanos con hipertiroidismo o hipotiroidismo causado por una reacción autoinmunitaria
  • Sufren tiroiditis de Hashimoto
  • Tienen diabetes tipo 1

Si las mujeres tienen alguno de los factores de riesgo anteriores, los médicos miden los niveles de hormonas tiroideas durante el 1er trimestre y después del parto. Los trastornos tiroideos que aparecen después del parto suelen ser temporales, si bien pueden requerir tratamiento.

En las primeras semanas posteriores al parto puede aparecer repentinamente un trastorno llamado tiroiditis indolora. Está causado probablemente por una reacción autoinmunitaria. Este trastorno puede persistir, repetirse periódicamente o empeorar de forma constante.